Un documental de Miguel Mirra...

...junto a la Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú.

¡Que viva Gualeguaychú!
Soporte: DV
Duración: 50 minutos
Producción: Susana Moreira
Diseño y Dirección: Miguel Mirra

Síntesis:
Con un tratamiento sencillo y directo, Miguel Mirra describe la resistencia del pueblo de Gualeguaychú a la instalación de las plantas de celulosa que amenaza con despojarlos de la naturaleza y con destruir no sólo su ciudad, sino todas las de la cuenca del Río Uruguay, tanto del lado argentino como del uruguayo.
Se escuchan así testimonios de ambas márgenes que se niegan a aceptar sin pelear la contaminación y el saqueo de los recursos naturales.
El relato audiovisual se detiene particularmente en la Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú, con quién Miguel Mirra acordó la realización del documental, para reflejar las formas democráticas y horizontales con que debate y toma decisiones sobre los pasos a seguir en la organización y la movilización.
Por fin, ambos pueblos se encuentran sobre el puente internacional en un abrazo que abre esperanzas para que la lucha solidaria y fraternal pueda enfrentar con éxito el despojo que pretenden las trasnacionales con la complicidad o la inacción de los gobiernos nacionales.

Equipo técnico:
Cámara: Miguel Mirra, Alejo Araujo y Celso Bel
Sonido: Andrés Mirra
Material de Archivo: Celso Bel
Producción: Lucía Mirra


FRAGMENTO DE UNA ENTREVISTA PUBLICADA
POR OSCAR RANZANI EN PAGINA 12

(...) Miguel Mirra cuenta que, tradicionalmente, había abordado las problemáticas de los pueblos indígenas y que había tenido un acercamiento al conflicto con los problemas que ocasionan los desmontes en Salta. Hasta que un día se acercó al Centro Cultural Plaza Defensa a escuchar una charla de asambleístas de Gualeguaychú. No tenía en mente realizar algún trabajo documental pero, al hablar con los representantes de la asamblea, éstos le pidieron si podía realizar un trabajo audiovisual de la marcha al puente internacional que convocó a 100 mil personas el 30 de abril de este año, y que fue leído mayoritariamente como una demostración de la fuerza que tenían los pobladores de Gualeguaychú a la hora de defender su tierra frente al intento de avance del capital multinacional. “Nosotros necesitaríamos cubrir la marcha”, le propusieron a Mirra. Y el documentalista se calzó la cámara al hombro y realizó un trabajo audiovisual de unos quince minutos de duración. “Ahí me quedó la idea de profundizar la cuestión”, afirma Mirra, quien luego realizó Que viva Gualeguaychú! “conmovido por la participación de la gente”.

–¿Qué objetivos se propuso con su documental?

–Conmovido por la situación, sentía que había que colaborar, de alguna manera, en clarificar algunas cuestiones que, para mí, no estaban muy claras y creo que para mucha gente tampoco. La idea era dar a conocer esta situación desde distintos puntos de vista, poniéndola en contexto. En general, lo que se veía en los medios eran cosas puntuales, coyunturales: no había visto un análisis histórico, de contexto social, político. El objetivo era poner esto de la asamblea de Gualeguaychú en un contexto mayor. Por otro lado, también estaba interesado en la asamblea. Tuve la oportunidad de estar presente y me pareció un fenómeno que había que poner en evidencia. Las dos cosas: poner en contexto el conflicto y clarificar, en la medida de lo posible, lo que es la asamblea y lo que significa para Gualeguaychú.

–¿Qué fines sociales y políticos tiene el cine en estos casos?

–Tenemos que participar, en primer lugar, comprometiéndonos en acercarnos de lleno a la situación. No desde una supuesta objetividad ascética sino participando, yendo, estando con la gente, y también haciendo. En ese sentido, entonces, uno puede hablar desde adentro de la situación y dar a conocer las cuestiones más profundas y no las superficiales. Creo que el rol del documental es ése. Y en este caso, desarrollar el tema desde los afectos, desde las broncas, frustraciones y gratificaciones que la propia gente tiene en su lucha.